lunes, 20 de febrero de 2012


El testigo Pablo Ponce afirma: Mi cuñada, Amalia Pérez, padecía un tumor en el vientre del cual no podían operarla, porque anteriormente había sido operada de un riñón que le habían extirpado. Este tumor invadía el uréter del único riñón que le quedaba. Los médicos la tenían prácticamente desahuciada…. En esta situación tuvo aplicado un pañuelo que perteneció a sor Mónica en el lugar afectado por el tumor. Pasados dos o tres meses en que mi cuñada tuvo aplicado continuamente el pañuelo de sor Mónica, aunque los médicos que la atendían iban frecuentemente por la casa, se sorprendieron un día al reconocerla y comprobaron que el tumor había desaparecido totalmente. La expresión de ambos doctores, doctor Salvatierra y doctor Almonacid, fue que aquello era milagroso y no podía ser explicado de otra forma[Summarium p. 33].
La misma interesada Amalia Pérez dice en su testimonio: Desde aquel día hasta ahora no he vuelto a sentir molestias de ninguna clase y puedo hacer una vida normal sin tratamiento ni cuidados de ningún tipo [Summarium p. 37].

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